En tiempos recuerdo haberle comentado a una amiga madre feliz de mellizos lo complicado que veía cumplir con de mi deseo de tener un hijo debido a mi inestabilidad sentimental y a la cuenta atrás del dichoso reloj.
Por lo que se ve, ella le comentó algo a otro amigo suyo que también siente el mismo deseo y que es gay. Pues el chico vio la luz y se la enseñó a mi amiga, porque en una de estas que quedamos me lo soltó: Pues Miguel tiene muchas ganas de ser padre, y ha pensado que ya que tú tienes ganas, pues lo mismo podríais tenerlo juntos compartir gastos y tal y viviria el niño contigo. Pues no; no quiero, si algún día lo tengo quiero que sea junto a una pareja. Y ¿quién cuida al bebé durante todo el día mientras que yo trabajo? ¿mi perro?
Ahí quedó la cosa. Pero debe ser que el chico tiene el instinto más desarrollado que yo. Vuelta a la carga. Me llama mi amiga: Que dice Miguel, que si quieres ser la madre de su hijo que los gastos a medias (ni que fuera un microondas) y el niño vive contigo. ¡Que listo! y las cacas las quito yo sola, ¿no?. Que no chica, que yo lo tengo muy claro, y si decido tenerlo sé en qué condiciones. Y si no, pues ya está, lo que la vida me traiga. Quizá en mi destino no está el tener un hijo.
Al día siguiente, nueva llamada. Chica que Miguel está de un pesadito... que él tiene muchas gana, que tú eres muy guapa y tienes buenos genes, etc.
Yo es que alucino...
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